La FOA se posiciona ante los incendios provocados de los últimos días
Se han calcinado importantes áreas de reproducción y alimentación del oso pardo
19 de octubre de 2017
Los incendios provocados los últimos días son un atentado ecológico con graves consecuencias ambientales y económicas. Desde la FOA creemos que es necesario denunciar a los delincuentes, muchos de ellos conocidos, que están en el origen de los mismos y aislarlos socialmente.
No en vano, las agudas repercusiones ambientales del territorio quemado, y de sus aledaños se dejarán sentir durante años -décadas en algunos casos- y afectan a montes y superficie boscosa de singular valor y a algo a lo que desde la FOA somos en especial sensibles: el hábitat de nuestros osos que ven agredido y reducido en un periodo en el que ingieren los alimentos imprescindibles para su próxima hibernación.
A todo ello habrá que sumar la “lava negra” que arrastrará la lluvia a los ríos, con las negativas consecuencias que ello puede acarrear no solo a la fauna piscícola, sino también a regadíos y abastecimientos potables.
Nos encontramos, pues, ante unos hechos que exigen de administraciones y ciudadanos la mayor firmeza y aconsejan no olvidar que, aunque sin duda la política agraria y forestal puede ser mejorable y dotada de mayores recursos, los verdaderos y únicos responsables del desastre habido son los delincuentes que los han provocado.
19 de octubre de 2017
Los incendios provocados los últimos días son un atentado ecológico con graves consecuencias ambientales y económicas. Desde la FOA creemos que es necesario denunciar a los delincuentes, muchos de ellos conocidos, que están en el origen de los mismos y aislarlos socialmente.
No en vano, las agudas repercusiones ambientales del territorio quemado, y de sus aledaños se dejarán sentir durante años -décadas en algunos casos- y afectan a montes y superficie boscosa de singular valor y a algo a lo que desde la FOA somos en especial sensibles: el hábitat de nuestros osos que ven agredido y reducido en un periodo en el que ingieren los alimentos imprescindibles para su próxima hibernación.
A todo ello habrá que sumar la “lava negra” que arrastrará la lluvia a los ríos, con las negativas consecuencias que ello puede acarrear no solo a la fauna piscícola, sino también a regadíos y abastecimientos potables.
Nos encontramos, pues, ante unos hechos que exigen de administraciones y ciudadanos la mayor firmeza y aconsejan no olvidar que, aunque sin duda la política agraria y forestal puede ser mejorable y dotada de mayores recursos, los verdaderos y únicos responsables del desastre habido son los delincuentes que los han provocado.