En concreto, del 16 de diciembre al 19 de marzo, tiempo en el que perdió unos 16 kilos. Todo apunta a que este año también comenzará su hibernación en una fecha similar, ya que ya empieza a mostrar el comportamiento propio en esta época del año, como es desaparecer de la vista de los cuidadores durante horas, señal de que está trabajando en la puesta a punto de su osera.
Durante este periodo, su ritmo cardiaco puede descender desde unas 50 hasta 10 pulsaciones por minuto. Asimismo, su ritmo respiratorio bajará a la mitad y la temperatura corporal se reducirá en 4 o 5 grados. Durante los meses de hibernación, los osos dejan de comer y beber, pero también de evacuar y mantienen las constantes funcionales gracias a la energía proporcionada por las reservas grasas acumuladas en otoño.
Pese a la creencia popular, no todos los osos pardos hibernan, ya que depende de las condiciones climáticas y de la disponibilidad del alimento. Si el invierno es anormalmente cálido o si les resulta fácil, por ejemplo, encontrar bellotas o hayucos, es posible que decidan no hacerlo. Lo único que se sabe seguro es que todas las osas preñadas hibernan, ya que es en enero –durante la hibernación– cuando dan a luz.