Los incendios provocados los últimos días son un atentado ecológico con graves consecuencias ambientales y económicas. Desde la FOA creemos que es necesario denunciar a los delincuentes, muchos de ellos conocidos, que están en el origen de los mismos y aislarlos socialmente.
No en vano, las agudas repercusiones ambientales del territorio quemado, y de sus aledaños se dejarán sentir durante años -décadas en algunos casos- y afectan a montes y superficie boscosa de singular valor y a algo a lo que desde la FOA somos en especial sensibles: el hábitat de nuestros osos que ven agredido y reducido en un periodo en el que ingieren los alimentos imprescindibles para su próxima hibernación.
A todo ello habrá que sumar la “lava negra” que arrastrará la lluvia a los ríos, con las negativas consecuencias que ello puede acarrear no solo a la fauna piscícola, sino también a regadíos y abastecimientos potables.
Nos encontramos, pues, ante unos hechos que exigen de administraciones y ciudadanos la mayor firmeza y aconsejan no olvidar que, aunque sin duda la política agraria y forestal puede ser mejorable y dotada de mayores recursos, los verdaderos y únicos responsables del desastre habido son los delincuentes que los han provocado.