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Oso pardo

Se localiza en América y Eurasia; presentan variaciones de color entre el marrón oscuro casi negro y el pardo claro, incluso se ha documentado la existencia de algún ejemplar blanco. El mayor ejemplar americano pesó unos 700 kg; los más pequeños en Europa oscilan entre 100 y 130 kg según la época del año. Los americanos pescan salmones en los ríos. Es omnívoro, pero su tendencia es claramente vegetariana, con más del 85 % de su alimentación compuesta por yerbas, raíces, frutos carnosos, bayas y frutos secos, siendo el resto insectos, setas, miel, carroña, ocasionalmente pequeños animales, huevos, etc. Disponen de muelas similares a las de los hervíboros o las humanas, en lugar de estar afiladas como en otros carnívoros.

El oso cantábrico vive en la zona montañosa del norte de España. Son sus últimos reductos después de haber ocupado la práctica totalidad de la península ibérica, de donde fue desapareciendo debido a actividades humanas: caza, destrucción y ocupación de su hábitat (viviendas, infraestructuras, cultivos…), fragmentación de sus poblaciones, etc.

En la cordillera cantábrica viven actualmente poco más de un centenar de ejemplares de oso pardo, en dos poblaciones incomunicadas entre sí por las infraestructuras ferroviarias y viales desde mediados del siglo XIX. Al occidente de la autopista asturleonesa hay un centenar de individuos, según estudios realizados en 2002, y al oriente una veintena. La distribución actual abarca territorios de Asturias, León, Palencia y Cantabria.

Los osos pueden causar esporádicamente daños a la ganadería y a la agricultura. Las molestias generadas son escasas en comparación con otras especies, y en la actualidad los daños que se producen son compensados por las administraciones públicas, dado que está catalogado como especie en peligro de extinción.

Los osos en la zona cantábrica habitualmente no pescan, apenas cazan, y se alimentan de fruta, frutos secos, diversas plantas, miel, setas e insectos. Su actividad es nocturna y evitan la presencia humana.

Las crías nacen en enero (los osos hibernan unos tres meses, entre noviembre y marzo) en número de una a tres, y permanecen con la madre durante su primer año y medio de vida aproximadamente, aprendiendo a ocultarse, a buscar alimento, marcar el territorio, etc.